No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.
No, amor no llegas tarde. Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.
Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.
Amor, el niño loco de la tierna sonrisa,
viene con pasos lentos igual que viene aprisa;
pero nadie está a salvo, nadie, si el niño loco
lanza al azar su flecha, por divertirse un poco.
Así ocurre que un niño travieso se divierte,
y un hombre, un hombre triste, queda herido de muerte.
Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,
porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.
Y el hombre arde en su llama de pasión, y arde, y arde,
y ni siquiera entonces el amor llega tarde.
No, yo no diré nunca qué noche de verano
me estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.
No diré que esa noche que sólo a ti te digo
se me encendió en la sangre lo que soñé contigo.
No, no diré esas cosas, y, todavía menos,
la delicia culpable de probar tus besos.
Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,
que era como la llave de una puerta cerrada.
Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,
y ni siquiera entonces llegó tarde el amor.
viernes, 30 de marzo de 2012
Pd: Siempre Te Amare
No tengo mucho tiempo. No es literalmente, sino que estás afuera comprando un helado y estarás de vuelta pronto. Pero tengo el sentimiento de que esta será la última carta, porque sólo queda una cosa que decirte. No es que " " o que compres una lámpara, puedes cuidarte por ti misma sin ninguna ayuda mía. Es para decirte cómo me conmueves, cómo me has cambiado. Me hiciste un hombre al amarme... Y por eso, estoy eternamente agradecido...literalmente.
Si puedes prometerme algo, prométeme que siempre que estés triste, o insegura, o pierdas completamente la fe, tratarás de verte a ti misma a través de mis ojos. Gracias por el honor de ser mi esposa. Soy un hombre sin arrepentimientos. Que afortunado soy. Tú eres mi vida... Pero yo sólo soy un capítulo en la tuya. Habrá más. Lo prometo. Aquí viene, lo más grande.
No temas enamorarte de nuevo. Está atenta a las señales, cuando la vida como la conoces termine.
Postdata. Siempre te amaré.
Ultima carta (Pd:TAM)
miércoles, 28 de marzo de 2012
Ella, Luna
La vimos enrojecer y mutar de piel por tres noches.
Acuartelarse en la zona del reposo.
Reinventar cuentos
de sí misma
y caminar alejándose
del dragón sin alas,
sin fauces.

Ella era redonda
y se creía amada.
Era un instante de ternura,
una promesa,
una retórica dialogicidad.
Incomprensible
al oído humano.
Ahí estaba.
La vimos,
la amamos unos segundos;
lo que dura el aletear de la noche.
Nuestra noche.
Fue entonces, Ella,
pálida y turgente
voluptuosa,
amada.
Y Ella,
ella sola,
Ella
impasible
Ella
callada,
Ella
sacerdotisa
pariendo
un pedazo de luz.
La vimos estrellar su cara contra una nube,
despeinarse de viento y bruma,
amanecerse,
tocada su faz
por un ave
que anidó en sus senos,
en su suelo impenetrable.
La vimos dormir
y dormimos.
La vimos soñar
y soñamos.
Se quebró
y nos quedamos con un trozo de luz
para alumbrarnos cuando no estuviera
Ella.
Acuartelarse en la zona del reposo.
Reinventar cuentos
de sí misma
y caminar alejándose
del dragón sin alas,
sin fauces.

Ella era redonda
y se creía amada.
Era un instante de ternura,
una promesa,
una retórica dialogicidad.
Incomprensible
al oído humano.
Ahí estaba.
La vimos,
la amamos unos segundos;
lo que dura el aletear de la noche.
Nuestra noche.
Fue entonces, Ella,
pálida y turgente
voluptuosa,
amada.
Y Ella,
ella sola,
Ella
impasible
Ella
callada,
Ella
sacerdotisa
pariendo
un pedazo de luz.
La vimos estrellar su cara contra una nube,
despeinarse de viento y bruma,
amanecerse,
tocada su faz
por un ave
que anidó en sus senos,
en su suelo impenetrable.
La vimos dormir
y dormimos.
La vimos soñar
y soñamos.
Se quebró
y nos quedamos con un trozo de luz
para alumbrarnos cuando no estuviera
Ella.
domingo, 4 de marzo de 2012
I Love to Hear You Talk
I love to hear you talk, my dear,
Your voice is music to my ear.
It makes me happy all the day
And drives the glommy doubts away.
But when you suffer, I can feel
The bitter truth and agony,
You trembling voice's still appeal
Rouses my soul to symphathy.
Tho' you are silent, in your eyes
I read the secrets of tour heart;
The truthfulness wothout disguise
That tears my innermost apart.
Your voice is music to my ear.
It makes me happy all the day
And drives the glommy doubts away.
But when you suffer, I can feel
The bitter truth and agony,
You trembling voice's still appeal
Rouses my soul to symphathy.
Tho' you are silent, in your eyes
I read the secrets of tour heart;
The truthfulness wothout disguise
That tears my innermost apart.
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